sábado, 30 de junio de 2012

Odio el esfuerzo que se hace para no llorar delante de los demás, y que con un simple: "¿seguro que estás bien?" todo ese esfuerzo haya sido en vano.
Nunca pensé que olvidar a alguien podía ser tan sumamente complicado.
Y sé que la he cagado. Ninguno de los dos lo ha hecho bien, al menos eso creo yo.
No me considero una persona especial. Ni mucho menos. Soy una persona como cualquier otra. Virtudes, defectos, victorias, fracasos. Lo mismo que tiene y ha vivido otra persona en este universo. He reído, he gritado, he cantado, he bailado, lo he pasado bien, lo he pasado mal, he decepcionado a varias personas, he decepcionado a otras tantas, he querido, he olvidado, he llorado hasta quedarme dormida. Creo que todo el mundo ha pasado cosas así. Pero, ¿sabes que no ha hecho nadie como yo? Quererte.
Después de todo. De dejar todo atrás. Dejar los miedos, las rayadas, el orgullo, los celos... Todo atrás. Ahora toca la parte más jodida: Los recuerdos. No olvidar los recuerdos, no, ni mucho menos. Pero sí dejarlos atrás. Mentalizarte de que solo han sido momentos en tu vida, momentos únicos, y lo que conlleva un momento único es no volverse a repetir. Jamás. 
Nunca se viven dos cosas iguales, siempre hay diferencias. Quizás puedas repetir el lugar en el que estuviste, la misma hora, tal vez hasta la misma sensación y emoción, quizás incluso hasta la misma persona... Pero en mi caso no, la misma persona, no.